25 septiembre 2010

MARIA GAMEZ SE REUNE CON COLECTIVOS SOCIALES, CULTURALES, DEPORTIVOS DEL DISTRITO DE CAMPANILLAS


La candidata del PSOE de Málaga a la alcaldía de la ciudad ha mantenido un encuentro de presentación con colectivos, vecinales, sociales, culturales y deportivos del Distrito municipal de Campanillas.

El encuentro al que han asistido representantes de entidades de todo el Distrito de Campanillas se convirtió en un acto informal en el que se abordaron cuestiones en común del Distrito como la necesidad de infraestructuras, de acciones encaminadas a mejorar la calidad de vida, de promoción de la cultura.

La reunión mantenida tuvo una gran valoración por parte de los asistentes que dajaron de manifiesto problemas que afectan a los distintos barrios del Distrito y de los diseminados desde hace años sin que se hayan resuelto.

María Gámez se comprometió a trabajar por Málaga, por la calidad de vida, por las grandes y por las pequeñas cosas de la ciudad. No voy a engañar a Málaga sino a trabajar por mi ciudad como llevo haciendo toda la vida.

18 septiembre 2010

María Gámez visita las obras de la carretera entre Campanillas, Puerto de la Torre y Almogia

María Gámez y Enrique Benítez, Delegados de la Junta de Andalucía en Málaga, visitan las obras realizadas en la A7058 (antigua carretera MA 415) que transcurre paralela al cauce del río Campanillas en la ciudad de Málaga. Los Delegados de la Junta de Andalucía se reunen con representantes de la Asociación de Vecinos y de Mayores de Huertecilla Mañas, de Campanillas y de Piedra Horadada.

La A 7058 es una obra que beneficia a los Distritos de Campanillas, Puerto de la Torre y al municipo de Almogía.Según han explicado la inversión realizada por la Junta de Andalucía asciende a 527.000 euros y ha consistido en una mejora del asfalto de la carretera, en una mejora de señalización y en la colocación de elementos de serenización del tráfico, mejorando la seguridad de la misma.

Al ser una vía que transcurre por diferentes núcleos de población (Huertecilla Mañas, Pilar del Prado, Casillas del Carpintero o la Fresneda) se han colocado pasos de peatones elevados, se ha reducido la velocidad mediante señalización vertical en las zonas residenciales a 30 km/h, y se han colocado bandas de calmado de tráfico, entre otras actuaciones.

En el tramo que une los Distritos de Campanillas y Puerto de la Torre, tras más de 15 años de espera, en el que el Ayuntamiento gobernado por el PP se negaba a asfaltar ese tramo que estaba terrizo, la Junta de Andalucía ha optado por asfaltarlo, señalizarlo y limitar el tráfico por esta vía a vehículos de más de 5 toneladas. Esta era una reivindicación histórica de los vecinos y usuarios de este carril que hasta el momento se encontraba terrizo y que también era utilizado por vecinos de Almogía en sus desplazamientos a Málaga.

Esta actuación en la carretera A 7058 se suma a las recientemente acometidas por la Junta de Andalucía en el Distrito de Campanillas que han mejorado las conexiones de la carreteras entre Campanillas y Castañetas y la carretera entre Campanillas y Santa Rosalía Maqueda.

Viaje imposible al cementerio de Parcemasa en autobús







LA OPINION DE MÁLAGA. Miguel Ferrari

Cada sábado espera en la avenida José Calderón a que pase un autobús de la línea 25. Es el día en el que visita la tumba de su esposa en el camposanto de Parcemasa. Sin embargo, este momento de intimidad familiar se ha convertido en todo un calvario para José Díaz Gutiérrez, que viaja en su silla de ruedas en el autobús. Cada vez que pide bajarse en la parada de la línea 25 cerca de Parcemasa, comienza la odisea. Las recientes obras de la hiperronda obligaron a desplazar la parada, que ahora se encuentra en una zona terriza. Eso impide a José Díaz que se pueda bajar, ya que la rampa para discapacitados forma una pendiente más que peligrosa para descender en silla de ruedas y el terreno terrizo hace imposible que circule por allí.
«No hay acera para poner la rampa y algunos conductores me dejan unos metros más adelante, donde hay acera, pero otros me dicen que sólo pueden dejarme en una parada y me llevan hasta el CTM o hasta el Centro, para que coja el autobús de la línea 23», relata José Díaz, que queda a merced de la buena voluntad del conductor para bajarse cerca del cementerio.
No obstante, es un riesgo bajarse junto a Parcemasa, ya que no existe ningún paso de cebra y tiene que dar una vuelta considerable por la rotonda de acceso al camposanto con su silla de ruedas, por donde hay bastante tráfico de coches y camiones.
Llegar al cementerio no es su único problema. La parada del 25 para volver desde Parcemasa hasta Campanillas también está en suelo terrizo y la rampa es impracticable. Por eso se tiene que situar diez metros antes del punto de recogida, en una zona que todavía conserva la acera, para pedir que el autobús lo recoja en una zona donde puede usar la rampa de acceso.
La presidenta de la asociación de vecinos Evolución, de Campanillas, Carmela Fernández, explicó que han solicitado en varias ocasiones que la línea 25 o la circular de Campanillas (la 28) tengan parada en Parcemasa para facilitar a los vecinos de la zona que puedan ir al camposanto. «Escribimos una carta en abril al concejal de Movilidad y todavía estamos esperando una respuesta», aseguró Carmela Fernández, que considera que esto solucionaría el problema y daría un necesario servicio a la barriada.
Por su parte, fuentes de la EMT afirmaron conocer el problema de estas paradas, aunque subrayaron que fue ocasionado por las obras de construcción de la hiperronda «y tenemos las manos atadas. No podemos hacer nada hasta que terminen las obras, que esperamos que sea pronto».
El portavoz de la empresa de autobuses subrayó que los conductores tienen la obligación de recoger y dejar a los usuarios «sólo en las paradas señalizadas» y apuntó que en principio no se deben hacer excepciones, aunque entiende las dificultades del usuario y que haya trabajadores que intenten facilitarle el viaje.

06 septiembre 2010

Problemas en la urbanización Roquero en calle Fausto

Vecinos de El Roquero y la presidenta vecinal junto al arroyo de la Rebanadilla.

Vecinos de El Roquero y la presidenta vecinal junto al arroyo de la Rebanadilla.

«El otro día se cayó un coche al arroyo y mi marido lo tuvo que sacar con un 4×4», cuenta Mari Carmen Corzo, vecina de la urbanización El Roquero.

Desde que los vecinos se fueron a vivir a esta zona de Campanillas, separados del arroyo por la calle Fausto, no han dejado de tener problemas. «El otro día fui a entrar en mi casa y había una rata en el poyete», cuenta Paloma, otra vecina.

Además de ratas «como conejos», como la describe una vecina, también hay serpientes y continúa el miedo entre las 70 familias de la urbanización de que cualquier día haya un accidente con un niño. Para Carmela Fernández, presidenta de la asociación de vecinos de Campanillas, la solución pasa por embovedar el arroyo, «como se ha hecho para poner una terraza privada en la piscina de Campanillas», junto a la urbanización.

«El arroyo es un peligro para los niños y además esto está con basura y ratas y luego aparecen las garrapatas», denuncia Pablo Díaz, presidente de la comunidad de vecinos. Además, Marina Álvarez pide que se limpie toda la arboleda y basura acumulada del cauce.

Las garrapatas las han padecido además a gran escala, por la presencia en una de las casas de un perro mal cuidado, que su dueño terminó abandonando. «A mi niño de tres años le quité una garrapata de una pierna y he tenido en la azotea y el patio y eso sigue», cuenta Mari Carmen Corzo, mientras María Dolores Arroyo destaca que ha tenido problemas igual de serios con su hijo de 10 meses.

Precisamente, delante de la casa del perro con garrapatas, cuyos propietarios, dicen los vecinos, ya no están en la vivienda, se observa la huella de los mecheros, por las garrapatas quemadas.

Tampoco ayuda a la situación de la urbanización un descampado municipal, situado justo detrás del arroyo. Los vecinos denuncian que en una casa abandonada se introducen caballos, además del mal estado de la parcela. «En el programa electoral del PP iba una zona deportiva», advierte Carmela Fernández.

Junto con matojos y más ratas, en el descampado hay unas instalaciones para unir otro arroyo cercano, un aljibe de unos cinco metros de profundidad que permanece abierto. Pablo Díaz exige que se le coloque una reja cuanto antes, mientras lamenta que una de las razones esgrimidas para no encauzar el arroyo sea proteger la fauna. «¿Qué fauna?, ¿las ratas?», se pregunta. En todo caso, la presidenta vecinal señala que si no se puede embovedar, se puede colocar un murete como el que hay a la altura del vecino Parque Lineal.

También preocupa la presencia de un portón que da acceso a un terreno privado y que según critican los vecinos «corta el cauce», así que cuando llueve con intensidad, se inunda toda la zona.

Por último, los vecinos llevan años reclamando al Ayuntamiento pasos de cebra elevados para reducir la velocidad de los coches que pasan por la calle Fausto.

El Polideportivo de Campanillas que nunca existió

El futuro polideportivo de Campanillas se hace de rogar

La asociación de vecinos lleva desde 2006 reclamando al Ayuntamiento esta infraestructura

07:58
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Campanillas. La presidenta vecinal Carmela Fernández con las 17 peticiones al distrito.
Campanillas. La presidenta vecinal Carmela Fernández con las 17 peticiones al distrito. La Opinión

ALFONSO VÁZQUEZ. MÁLAGA Los vecinos de Campanillas quieren un polideportivo para dejar de ser uno de los pocos distritos de Málaga sin esta infraestructura. Sin embargo, el camino para conseguirlo será largo. Eso es al menos lo que está experimentando la asociación de vecinos ´Evolución´ de Campanillas. Su presidenta, Carmela Fernández, recuerda: "Ya en 2006 le pedimos el polideportivo al gerente de Urbanismo".
El pasado mes de enero, junto con 16 peticiones más del barrio, la asociación volvió a enviar la reclamación del polideportivo al distrito de Campanillas, porque "no es la primera vez", cuenta la presidenta. "Desde 2006 estamos pidiendo al distrito que nos diga cuál es la respuesta de la Fundación Deportiva", añade. De momento los vecinos no saben nada de la Fundación.
El concejal, José Hazañas, sin embargo, ha enviado este mes al delegado de Deportes de la Junta, Antonio Souvirón, la petición del polideportivo porque "sería muy necesario y altamente beneficioso" al ser "de los pocos distritos que aún no cuenta con estas instalaciones", indica en la carta enviada a la Junta y remitida a los vecinos.
Ricardo Fombuena, del colectivo vecinal, lamenta que la petición llegue "tan tarde", cuando la Junta anunció hace años el plan director de instalaciones deportivas 2007-2016 y en 2008 realizó 200 convenios con ayuntamientos andaluces para construir infraestructuras deportivas.

Transporte

Otro problema sin resolver para los vecinos de Campanillas sigue siendo el transporte, con unas demandas de mejora que están en punto muerto.
Es el caso de la línea 25 de la EMT. La asociación de vecinos quiere que el autobús pase por el cementerio y el Hospital Clínico y reclama un autobús nocturno. "Porque para cualquier evento en el Centro los vecinos de Campanillas tienen que coger el coche o el taxi", destaca la presidenta.
Sin embargo, tras una reciente reunión con el gerente de la EMT, Miguel Ruiz, los vecinos informan de que, hasta que no se desarrollen los viales nuevos de la Universidad, la EMT no estudiará nuevos servicios. "De momento no hay solución para los chavales que van a las escuelas técnicas y que al no haber autobús, tienen que quedarse en el Clínico e ir andando", cuenta Ricardo Fombuena.
Según explican, el único compromiso conseguido de la EMT es que colocará relojes en las paradas para saber cuándo llegará el autobús.
La carencia de transportes, resaltan los vecinos, lo paga el bolsillo de los campanilleros. Sobre todo a la hora de coger un taxi. "Somos una de las tres zonas de Málaga, junto a Churriana y Olías en tener un suplemento de dos euros, más otros dos si es de noche", critica Carmela Fernández, que pone el ejemplo de que, acudir en taxi a Parcemasa, a un kilómetro y medio de Campanillas, le sale a los vecinos a ocho euros.
"Nos sentimos discriminados con respecto a los ciudadanos del resto de Málaga y que el concejal de Campanillas esté en la Mesa del Taxi y permita esto me parece muy fuerte", resalta Ricardo Fombuena.
Otra petición de la asociación de vecinos al Ayuntamiento es conocer el destino del presupuesto de unas obras de 2006 nunca realizadas en Campanillas y que forman parte del aval depositado en su día por la empresa Gesarquit. Desde enero de 2008 siguen sin recibir contestación.

Historia de Campanillas. El maestro José Calderón

El maestro inolvidable

José Calderón daba clases nocturnas a adultos e impartía clases en sus vacaciones sin cobrar

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Foto oficial de los alumnos del colegio de Campanillas en 1967, con don José Calderón al frente.
Foto oficial de los alumnos del colegio de Campanillas en 1967, con don José Calderón al frente. La Opinión

ALFONSO VÁZQUEZ. MÁLAGA
Un colegio público y la principal calle de Campanillas llevan su nombre. Casi 40 años después de su muerte, pocos olvidan a José Calderón, el maestro de Campanillas. «Para mí supone un orgullo haber estado con él y tengo recuerdos de los que no se te olvidan», comenta emocionado Blas Martos, un campanillero que fue alumno de José Calderón desde 1967 hasta 1972, cuando falleció.
Nacido en 1911 en El Ferrol por cuestión de trabajo de su padre, que era guardia civil, sin embargo José Calderón siempre se sintió de Ardales, la tierra de su familia.
La historiadora de Campanillas, Josefina Molino y la presidenta de la asociación de vecinos, Carmela Fernández, también resaltan la importancia de este maestro con enorme vocación, que después de enseñar en Villanueva de Algaidas, Alcaucín, Ventas de Zafarraya y Periana, en 1952 obtuvo plaza en la escuela de maestro en la Estación de Campanillas y más tarde en el mismo barrio, en la escuela mixta, en un solar que hoy ocupa la asociación de vecinos en la calle, cómo no, de José Calderón, la antigua carretera de Cártama.
En esta última escuela entró con cinco años Blas Martos y conoció a su maestro. «Siempre con camisa gris y corbata negra y no faltó un solo día a clase», destaca.
Don José se presentaba a las 8.45, primero con una moto Lambretta (vivía cerca de la gasolinera de Las Chapas) y cuando los años comenzaron a pesarle, utilizaba el autobús para ir a la agrupación escolar mixta, llamada así porque había alumnos varones de varias edades.
«Don José mantenía la disciplina, jamás he visto darle una colleja a un niño con mala idea o con la regla para hacerle daño y no soportaba que los alumnos se pelearan o no se hablaran», cuenta Blas.
Si el niño se portaba realmente mal, en teoría permanecía en clase sin almorzar, mientras el resto marchaba a sus casas, pero don José, que comía en el aula a diario con su fiambrera, lo que hacía era compartir la comida con el alumno.
«Además, insistía siempre en la caligrafía y además de escribir correctamente, había que hacerlo con letra legible», destaca Blas.
Entre los muchos detalles que demuestran la vocación de este maestro se encuentran las clases nocturnas a adultos que querían aprender a leer y escribir, y los numeroso consejos laborales que impartía, además de rellenarle a los campanilleros los documentos que hicieran falta, «de forma altruista».
En este sentido, recuerda Blas Martos cómo, acabado el periodo lectivo, el maestro les enseñó durante el verano 4º de EGB a él y a un grupo de alumnos, «y sin cobrar un duro».
Hombre muy culto y liberal, este maestro enseñaba además en unas condiciones materiales muy pobres. «Los servicios estaban al lado, en el campo y el recreo justo enfrente, en un descampado», recuerda Blas. Por eso, uno de los sueños del maestro fue que Campanillas contara con un colegio en condiciones, en el que los niños no tuvieran que sentarse en cajas de madera y usar tablones de un supermercado vecino, como ocurría hasta entonces.
A punto estuvo de ver cumplido su sueño. De hecho, sus últimas palabras, al despedir el curso 1971-72, fueron: «El año que viene por fin vamos a disfrutar de un colegio en condiciones». Paradojas de la vida, falleció a los 60 años, el 20 de octubre de 1972, el mismo día en que se inauguraba el colegio público que, años después, llevaría su nombre.
«Recuerdo que salimos cuadrillas de niños pidiendo para flores para su entierro», cuenta su ex alumno, que nunca olvidará las lágrimas de una señora porque sólo tenía 2,50 pesetas en el bolsillo, «y lamentó no tener más dinero para ese hombre». En todo caso, si el cariño se puede medir, ese día los niños del colegio recolectaron nada menos que 10.000 pesetas para las flores de don José.
En 1998, con motivo de las bodas de plata del colegio José Calderón, volvió a recordarse la figura de este maestro entregado a los demás.
«No era un maestro al uso, por eso dejó tanta huella en Campanillas y en otros sitios por donde pasó», resalta Blas Martos, que cuando habla de don José, se emociona.